La dura realidad de la educación, no solo de nuestro país, sino alrededor del mundo, es que los métodos de educación tradicional se han vuelto completamente obsoletos. La sociedad cambia cada día más rápido, y la manera que los niños y niñas aprenden debe cambiar de igual manera, o se verán rezagados. El modelo de educación Montessori sabe esto, y está preparado más que ningún otro para enfrentar el reto de educar a los pequeños y pequeñas para el futuro.
De saber a hacer
Ya no debemos preocuparnos sobre cuánta información puede retener y memorizar una niña/o, sino realmente, cuál es su aprendizaje práctico, es decir, preguntarse qué es lo que sabe hacer. En un Colegio Montessori no se mide a las alumnas/os con exámenes y calificaciones, sino que se les permite aprender a su ritmo y según sus intereses, con el apoyo del guía; quien debe confiar en las capacidades y habilidades del niño y la niña.
Enfoque completo en la alumna o alumno
La niña y niño se vuelve el centro de la educación, ya que es ella o él quien define que retos desea conquistar en su día a día. Se centra en respetar la individualidad de cada niño/a, proporcionar un ambiente preparado que fomente la autonomía, la exploración, y cultivar un desarrollo holístico a través de actividades sensoriales, el papel del guía y el respeto por el ritmo individual de cada uno/a.
Grupos en vez de trabajo aislado
La sociedad del futuro necesita de personas que sepan trabajar en conjunto, incluso liderar cuando sea necesario, sabiendo que las habilidades de uno jamás logrará lo que pueden las habilidades de muchos. El enfoque Montessori busca precisamente eso, que los alumnos aprendan de manera instintiva, que la colaboración los llevará mucho más lejos, algo que les costaría mucho más aprender obligados en una escuela tradicional.
Formar constructores de información
Con la llegada del Internet a nuestras vidas, la habilidad de saber nombrar la geografía de un país de memoria ha perdido relevancia, ya que cualquiera de nosotros tiene al alcance de la mano el conocimiento universal con solo clic en la red. Lo que sí continuará siendo relevante es la habilidad de abstraer información y no solo buscarla, sino aportar a ella, saber sintetizar y ponerla en uso práctico. Lo cual los niños y niñas aprenden instintivamente en un ambiente Montessori, donde realmente se les enseña a través de la experiencia propia, es decir, que ellas y ellos serán capaces de ejecutar el conocimiento a un aspecto práctico.
Una filosofía para la vida
La escuela tradicional premia las buenas “conductas”, como por ejemplo sacar buenas calificaciones o portarse bien en clase, lo cual condiciona a los alumnos y alumnas a aprender solo por buscar esos premios y no por el deseo sincero de aprender. La filosofía Montessori, al contrario, promueve el proceso de aprendizaje propio al proveer al alumno/a de las herramientas necesarias para su descubrimiento autónomo, creando personas independientes, responsables y con iniciativa que influirá en su vida adulta y sus aportes al mundo posteriormente.
Casos de éxito
Para ilustrar que las alumnas y alumnos Montessori poseen las habilidades de cambiar el mundo, les mencionaremos algunas personas de gran influencia que fueron niñas y niños Montessori que han señalado su educación como la cuna de su éxito: Sergey Brin y Larry Page, cofundadores de Google; Jeff Bezos, fundador de Amazon; Katherine Grammar, ex-editora y propietaria del Washington Post; Taylor Swift, la cantante-autora con más Grammys ganados; Will Wright, pionero de los videojuegos.