En artículos anteriores, se ha hablado sobre el método Montessori y los múltiples beneficios que ofrece para el desarrollo y aprendizaje del niño y la niña; siendo algunos de ellos la protección de la autoestima, fomentar su independencia y la autodisciplina.
Entre los distintos elementos que forman parte de esta filosofía, están los materiales y el ambiente preparado, los cuales le permiten al niño y niña obtener un aprendizaje de manera autónoma y consciente. Sin embargo, para que esos elementos funcionen armónicamente, es necesario que cualquier ambiente Montessori cuente con la presencia de un adulto, al que según la misma filosofía será llamado guía.
A diferencia de un maestro, un guía ocupa un papel silencioso pero muy importante, ya que se limita a observar dentro del ambiente a cada uno de los niños y niñas, para conocerlos a la perfección y presentarles los materiales que van de acuerdo a su etapa de desarrollo, ayudando a que la niña o niño descubra por sí mismo sus talentos y potencialidades. Por lo mismo, el guía no tiene un escritorio al frente del salón, no ejerce lecciones o clases con un horario establecido, pues se busca que el verdadero director del aprendizaje sea la niña o niño mismo.
De igual manera, la presencia del guía no está completa sin los materiales, ya que estos forman parte activa en el aprendizaje del infante o niño/a; por lo que el guía Montessori sirve de vínculo entre el material y el niño/a, facilitando y orientando el aprendizaje a través de las presentaciones, las cuales son la exposición del material y su uso. Es por eso que para ser un guía Montessori, se requiere de una extensa preparación y el conocimiento a detalle de cada uno de los materiales, así como del momento adecuado para presentárselo al niño.
Generalmente, los guías tienen una licenciatura en educación o reciben preparación en escuelas normales de educación, pero además de esto, se certifican como guías Montessori por el AMI (Association Montessori Internationale); institución fundada por la Dra. María Montessori en 1929, que brinda formación y entrenamiento Montessori a futuros guías de todas partes del mundo.
Tipos de Certificaciones en los y las Guías Montessori
Las certificaciones tienen reconocimiento internacional y van de acuerdo al nivel de enseñanza de los niños, por lo que un guía puede certificarse para:
Guía Montessori: 0-3 años
Para obtener esta certificación se necesitan cursar 400 horas de entrenamiento, que incluye lecturas y prácticas supervisadas, además de 250 horas de observación de bebés recién nacidos hasta tres años.
Guía Montessori 3-6 años
Esta certificación requiere que los guías pasen por un entrenamiento presencial de 400 horas que incluye lecturas, además de un mínimo de 140 horas de prácticas supervisadas con materiales Montessori y 170 horas de observación y práctica de enseñanza en ambientes Montessori.
Guía Montessori 6-12 años
Para cursar este nivel, se necesita haber obtenido la certificación del nivel Guía Montessori 3-6 años o haber pasado el AMI Foundation Course, un curso intensivo de 5 semanas que prepara a los que aspiran a obtener el certificado para guías Montessori de 6-12 años.
Este nivel requiere 440 horas de entrenamiento presencial, un mínimo de 140 horas de prácticas con materiales Montessori supervisadas y mínimo 210 horas de observación en ambientes Montessori.
¿Qué necesita un guía para su preparación?
Para ser un guía Montessori se requiere de mucha preparación y entrenamiento, pero sobre todo, de ciertos aspectos de la personalidad que lo ayudarán a distinguirse en esta labor, como lo son:
1. Conocimiento amplio y actualización
Un guía nunca deja de aprender y crecer personal y profesionalmente. Por lo mismo, siempre debe estar informado acerca de las mejores técnicas de enseñanza y sobre todo, conocer cada uno de los materiales Montessori; su uso y función en el aprendizaje. De esta manera, sabrá en qué momento o etapa se le debe presentar determinado material al niño.
2. Confianza y respeto
Debe ser una persona que confíe en el potencial de la niña o niño y lo reconozca como alguien con su propia personalidad y naturaleza, capaz de aprender y entender por su cuenta. Por lo tanto, se mantiene al margen para observar su comportamiento e interacción con los materiales, dejando que se desarrolle y actúe por sí mismo/a. De igual manera, respeta la individualidad de cada niña y niño, sus tiempos de aprendizaje y decisiones, interviniendo únicamente cuando es necesario.
3. Orden y limpieza
Como se ha mencionado antes, el orden es uno de los principios más importantes de la filosofía Montessori y como tal, el guía también debe reflejarlo a través de una vestimenta limpia e higiene personal. El guía es el encargado de fomentar el cuidado del ambiente preparado, por lo que deberá mantenerlo limpio, en orden y con todos los materiales funcionando a la perfección.
4. Paciencia
Cómo parte de su personalidad, el guía es una persona paciente para entender cuando el niño o niña se equivoca o no entiende algo. Es calmado y sereno, siempre cuida su tono de voz al dirigirse a él o ella; nunca ordenando o gritando. Un guía Montessori cuida la individualidad del cada uno o una, pero sobre todo, fomenta en él o ella, el deseo por aprender y desarrollar sus capacidades.
Por su papel silencioso dentro del ambiente, la Dra. María Montessori decía que el mayor éxito de un guía es poder decir que los niños trabajan como si él no existiera; hasta el día de hoy, un guía Montessori conserva esa misión, logrando que el niño se desenvuelva espontáneamente dentro y fuera del ambiente.
¡Descubre más sobre el trabajo de los guías, visitando Montessori Lancaster!