¿Te has preguntado qué es realmente el libertinaje y cómo puedes identificarlo en tu hija o hijo adolescente? No debemos confundir esta conducta con la libertad y el sentido de la responsabilidad y el respeto que promovemos en la Secundaria Montessori. Precisamente por eso, hoy te explicaremos las diferencias.
¿Qué es la libertad?
Comencemos por repasar el concepto de libertad. Es un concepto complejo que puede ser entendido de diferentes maneras según el contexto y las perspectivas filosóficas y políticas de cada persona. En general, se refiere a la capacidad de las personas de actuar, elegir y tomar decisiones de forma autónoma, sin restricciones o coacciones externas.
Desde una perspectiva moral, la libertad puede entenderse como la capacidad de las personas de elegir su propio camino de vida y de ser responsables de sus decisiones y acciones. Esto implica la necesidad de respetar los derechos y la autonomía de los demás, y de actuar con conciencia y ética en el ejercicio de la libertad.
En general, es un valor universalmente reconocido que se relaciona con la idea de dignidad humana, de respeto a la individualidad y de realización personal.
Partiendo de estas ideas, podemos resumir que la libertad es un derecho y un valor que está vinculado estrechamente al respeto y la responsabilidad. La base de la libertad es la independencia. No se puede ser libre si no se es independiente. Sin embargo, un derecho como este no puede asumirse plenamente si tu hijo o hija no es consciente de hacer uso de su autonomía, repercutiendo también en acatar deberes y cuidar su entorno.
Además, tener responsabilidades de acuerdo a su edad, ayuda a los jóvenes a crear consciencia y vivir las consecuencias de sus decisiones. En pocas palabras, estas actividades son las que ayudan a nuestros adolescentes a madurar.
¿Qué es el libertinaje?
El libertinaje se refiere a la falta de restricciones o límites morales en el comportamiento individual. Es decir, es la tendencia a actuar sin considerar las consecuencias éticas de nuestras acciones, a menudo con el objetivo de satisfacer nuestros deseos y necesidades inmediatas sin preocuparnos por los derechos y preferencias de los demás.
La principal diferencia entre la libertad y el libertinaje, es que la primera implica la capacidad de elegir y actuar sin restricciones externas, pero dentro de un marco ético que considera los derechos de los demás. Mientras que la segunda, implica actuar sin considerar las normas morales o éticas que rigen nuestra sociedad.
Por ejemplo, una persona puede tener la libertad de tomar sus propias decisiones y llevarlas a cabo sin interferencia externa. Sin embargo, si esta persona usa su libertad para ofender, discriminar o molestar a las personas a través de sus decisiones o conducta, estaría actuando con libertinaje, ya que violaría los derechos de los demás.
En pocas palabras, el libertinaje en los y las adolescentes es un comportamiento que puede ponerlos en riesgo y llevarlos a la invasión de la libertad de otras personas. Como bien explicamos antes, se considera una actitud irrespetuosa de la ley, la ética o la moral.
Esta conducta no es únicamente responsabilidad de los adolescentes. Es una consecuencia social. Les cuesta más trabajo entender la diferencia entre libertinaje y libertad, en especial cuando la figura materna o paterna no está bien construída. Papá o mamá pasan la mayor parte del tiempo ausentes o son indiferentes.
A los adolescentes de hoy les toca vivir en un entorno saturado de estímulos a través de las plataformas digitales, altas expectativas sociales, la tecnología, la incertidumbre sobre el futuro y la gran cantidad de opciones que se les presenta día tras día. Están expuestos a la pornografìa, reciben mensajes confusos sobre lo que es consentimiento, respeto, libertad y libertinaje. En la sociedad actual se normalizan constantemente algunos comportamientos violentos.
Aunado a todo esto, algunas madres y padres están ocupados, trabajando, fuera de casa, cansados, estresados y no prestan atención a las necesidades de sus hijos o hijas. En muchos casos también les tienen poca paciencia.
Como mencionamos, todos estos factores se convierten en una sumatoria preocupante de estímulos y situaciones que podrían llevar a nuestros jóvenes a un mal ejercicio de su libertad o la completa incomprensión de la misma.
¿Por qué es importante promover en los adolescentes una idea clara de libertad?
Los y las adolescentes necesitan tomar decisiones sobre su persona. Ellos necesitan tener libertad, pero sabiendo y entendiendo que existen límites o reglas claras y congruentes que hay que respetar. Además, de que se encuentran en una etapa donde están fortaleciendo sus valores y creencias que la o lo hacen única o único como individuo.
¿Libertad es hacer lo que queremos?
“No solo es hacer lo que queremos o nos gusta, es hacer lo que es bueno para mí y para los demás”.
Es claro que cada adolescente percibe y organiza las experiencias de forma particular en sus propios tiempos y con su propio estilo. Esta cualidad de sus hijos o hijas puede asustar a las madres y padres y llevarlos a presionar, restringir o prohibir ciertas cosas o actividades, provocando en casa una lucha de poderes.
Uno de los primeros pasos para que tu hijo o hija adolescente comprenda mejor los alcances y responsabilidades de su libertad, es saber que el adulto confía en ellas y ellos. Ese voto de confianza es necesario para la formación de valores como la lealtad, la consciencia y la responsabilidad.
Es sumamente importante que tu hija o hijo adolescente descubra las cualidades o habilidades que les brinda esta etapa de sus vidas, aunque no estén acordes con las expectativas de los adultos.
A esto debemos sumar un aspecto muy importante: valorar y reconocer los recursos que tienen como familia. Tener claras las jerarquías en función de protección, no para dar órdenes, sino para entender cómo se construyen los límites y las normas dentro del núcleo familiar. Al final, esos límites se establecen por amor a nuestras hijas e hijos, para que cuando sean adultos puedan ser seres independientes y vivan plenamente su vida, sin temores y aportando sus virtudes a la sociedad.
Si los y las adolescentes viven en constante estrés por conflictos en la familia, esta situación los deja vulnerables a la depresión, a las conductas desafiantes o a las adicciones. Es sumamente importante educar a nuestros adolescentes en un hogar equilibrado, empático, donde los roles estén claros y las normas se encuentren establecidas con sentido de justicia, coherencia y responsabilidad. Esto, sumado a una educación que enseñe a los chicos y chicas las repercusiones de sus decisiones sobre la vida de los otros y la importancia de hacerse responsable, es la combinación ideal para formar a los hombres y mujeres que nuestra sociedad necesita.
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