¿Alguna vez te has preguntado cómo aprende tu hijo? Como papá o mamá, es normal que quieras saber de qué forma se relacionan las niñas y los niños con el aprendizaje, porque de ese modo podrás reforzar en casa cosas como la motivación, la creatividad y el interés.
Te sorprenderá saber que el conocimiento comienza con una emoción, con un estímulo sensorial, y luego se transforma en un hecho racional. No hay razón sin emoción.
A continuación, vamos a descubrir cómo la curiosidad y la empatía de tu hijo o hija hacia ciertos estímulos, puede transformarse en un conocimiento.
Sin alegría no hay aprendizaje
En primer lugar, debemos comprender lo que le gusta a cada niño o niña. En un área hablamos de las inteligencias múltiples y cómo cada uno de nosotros posee habilidades distintas, con las cuales se desempeña mejor en diversas áreas. De esta misma forma, el conocimiento va de la mano con el agrado.
Una vez que identificamos qué es lo que le gusta a nuestra hija o hijo, podemos estimular en ella o en él la curiosidad. ¡Ese interés es precisamente la llave para abrir las puertas de la atención!
Todos los seres humanos poseemos la capacidad de desarrollar nuestro intelecto, pero para ello, debemos contar con las herramientas adecuadas.
Durante los primeros 6 años de vida se construyen estas herramientas de aprendizaje. En el caso de los niños o niñas, esos recursos provienen de los estímulos. Las cosas que ven, las cosas que escuchan, o aquello que son capaces de oler, probar y tocar.
Cada una de estas referencias se convierten poco a poco en ideas o conceptos y es a partir de sus respectivas experiencias que los más pequeños comienzan a construir una forma de relacionarse con todo lo que les rodea.
Gracias a la experimentación directa, tu hija o hijo comienza a desarrollar las habilidades intelectuales que le permiten calcular, comparar, medir, predecir… ¡y mucho más!
Con ayuda de la práctica y la repetición se va fortaleciendo el interés intelectual, el interés por aprender. En la metodología Montessori, es a través de los materiales y las presentaciones, que se promueve la construcción del conocimiento.
¿Cómo las percepciones se convierten en conocimiento?
¿A qué edad tus hijos comienzan a sentir interés por el conocimiento? Bien, esta inquietud se manifiesta desde los 6 hasta los 12 años, aproximadamente, y la comprensión de las cosas pasa por diferentes etapas.
“¿Qué es?” es la primera pregunta que suelen hacerse los niños o las niñas. Darle un nombre a las cosas y aproximarse a ellas mediante esta respuesta, los ayuda a comprender su entorno, hacer asociaciones y clasificar su mundo.
Luego surgen estas inquietudes: ¿cómo?, ¿por qué? Y es precisamente esta etapa una de las más productivas, porque los pequeños/as comienzan a expresar su gusto por conocer y sobre todo, aprender.
¡Es entonces cuando papá y mamá deben fomentar esa curiosidad! A través de la motivación adecuada, de una manera ingeniosa y saludable, podemos sembrar semillas de conocimiento en nuestros hijos para conducirlos por el camino del aprendizaje.
Sin embargo, debemos ser comedidos y entender que los tiempos de atención y concentración de las niñas y niños van de la mano con su madurez. Lo comentado anteriormente está sujeta a las habilidades que desarrollan para controlar su cuerpo, saber cuáles son las cosas que más le gustan y aprender a tomar pequeñas decisiones.
El adulto debe ser claro, preciso y en un tiempo corto mostrar o explicar el nuevo conocimiento. El tiempo de atención varía dependiendo de la edad, del interés y de la alegría o gusto con el que la niña o el niño aprende.
“La atención de un niño o niña, no se dirige a todo lo que le proporcionan, sólo a los objetos materiales o temas que le son significativos, que le interesan, lo que está relacionado con lo más íntimo de él o ella. El mundo interior está formado por una selección del mundo externo”. (Ma. Montessori).
En la filosofía y metodología Montessori se aprende haciendo, mediante la integración del proceso formativo y el proceso productivo.
El proceso formativo
En él se respeta la personalidad. Gracias al proceso formativo es posible conducir al ser social hacia el aprendizaje, fortaleciendo cosas como la expresión de las emociones; la conquista de la independencia y la autonomía; o promoviendo la libertad y desde luego la disciplina.
El proceso productivo
Es el que permite sentar las bases de conocimiento, pero además de eso, ayuda a la niña o al niño a manejar su aprendizaje académico acorde a su edad o grado escolar.
Todas estas estrategias y herramientas nos permiten alcanzar uno de nuestros principales objetivos: promover en los niños y las niñas el gusto por aprender y por trabajar.
Si quieres saber cómo podemos aportar a tu hijo las mejores herramientas para el desarrollo de su aprendizaje, comunícate con nosotros.
