Como mamá o papá de una hija o un hijo adolescente, ¿te has sentido perdido, rebasado por sus emociones? Quizás sientes que no sabes cómo manejar la situación con él o ella para que las cosas fluyan como si nada. Tal vez el chico o la chica no cumple con las expectativas planteadas por la sociedad, la familia o la escuela.
Todas estas emociones son perfectamente normales. A veces, como madres o padres de un hijo o una hija adolescente, quisiéramos que volvieran a la infancia y a la niñez; esa etapa en la que las cosas nos parecían más fáciles, pero no. Esto no sucederá. Tu hija o hijo seguirá su camino indetenible hacia la adultez y en buena parte de ti depende que se conviertan en persona de bien.
Lo primero que debes entender tratándose de tu hija o hijo
Los y las adolescentes son seres complejos. No son máquinas de aprender, por el contrario, son seres cargados de energía, con habilidades por desarrollar y expresar. Del mismo modo, son personas cargadas de emociones y todos ellos terminan siendo el resultado de lo que les tocó vivir, socioculturalmente hablando.
La familia y la escuela son colaboradores en la educación de los y las adolescentes. Madres, padres y guías deben estar atentos y presentes para transformar a partir de escuchar y prestar mucha atención a lo que la joven o el joven tienen que decir.
Hay que recordar que la principal función de papá, mamá y aquellas personas que intervienen en su educación, es prepararlos para la vida, para la incertidumbre, para el caos. Para ser capaces de transformarse, transformar su entorno y con ello avanzar.
¿Cómo puedes sacar el mayor provecho del interés de tu hijo o hija adolescente?
Aunque pareciera que los chicos o las chicas a esta edad son absolutamente indiferentes, esto no es cierto. Como ocurre con cualquier persona en cada etapa de su vida, hay temas que nos apasionan más, actividades que despiertan nuestra curiosidad y que, por si fuese poco, son capaces de encender la chispa del conocimiento.
Es importante estar muy atentos para aprovechar las circunstancias extraordinarias que se presentan en algunos momentos, cuando las y los adolescentes se abren a la posibilidad de escuchar, cuando se interesan por algo, cuando preguntan, cuando quieren acercarse al adulto, recibir atención y confirmación.
Lo creas o no, esos momentos no solo son cruciales, también son muy especiales ya que pueden cambiar la relación o el aprendizaje. Precisamente, por eso los llamamos ventanas de oportunidad y la única forma que tienes de no dejarlos pasar es prestando atención a tu hija o hijo.
Es posible encontrar estos momentos especiales y acercarse a ellas y ellos, con respeto, con curiosidad para conocerlos, entenderlos y sobre todo evitar juzgarlos o calificarlos. Sí, debes entender que tu hijo o hija se está transformando en un adulto, en una nueva persona y tienes que interesarte por el proceso y resultado de esa transformación.
Evita el juicio o la crítica
Poner en evidencia a las y los adolescentes por cometer un error, por la forma en la que se visten o actúan, puede provocar un sentimiento de inferioridad, rencor o enojo. Hay que saber cómo llamar su atención de un modo saludable, evitando caer en las caricias negativas que lo ofendan o confundan.
Es sumamente importante que mamá o papá eviten por encima de cualquier cosa el chantaje, la manipulación, imponer la voluntad del adulto sobre ellos y ellas. Los chicos y chicas están creciendo, tienen mucha información alrededor, han aprendido muchas cosas y no se les puede tratar como si aún fuesen niños o niñas.
¿Por qué la Secundaria Montessori aprovecha al máximo las ventanas de oportunidad?
En Montessori Lancaster reconocemos que el proceso de aprendizaje y maduración es diferente en cada uno. Además, sabemos que entre otras cosas, se están diferenciando. Lo que puede parecer rebeldía, tal vez sea afirmación.
Para identificar la diferencia entre una cosa u otra, los observamos para conocerlos. De ese modo seremos capaces de entender qué necesitan, cómo y cuándo podremos acercarnos a ellas y ellos para darles apoyo sin agobiarlos o menospreciarlos. Las y los guías están atentos y disponibles emocionalmente, siempre dispuestos a escuchar lo que te tienen que decir.
Sabemos que la educación no es una ciencia exacta, está llena de marchas y retrocesos. Se les presentan desafíos para ver si pueden lograrlo y desandamos el camino si es necesario. En la escuela no nos preocupa que se equivoquen, por el contrario. Reconocemos el error como parte del aprendizaje. Se promueve la constancia, la tenacidad para lograr el objetivo, sin hacerlos sentir que están mal.
Puede ser que lo logrado sea poco, pero tomamos en cuenta cuál fue el punto de partida para evaluar los avances. No nos basamos en las expectativas externas, nos basamos en cada alumna o alumno, porque sabemos de sobra que el acto de experiencia y conocimiento es individual.
Uno de los errores más comunes de diseñar la educación en la secundaria como una experiencia colectiva, en lugar de un proceso individual, es pedirles buenos resultados en áreas que no les interesan.
Los adultos podemos justificarnos y decir que algunas actividades, alternativas profesionales o proyectos no son de nuestro interés, ¿por qué no permitir al adolescente hacer el mismo discernimiento cuando se trata de su educación y de sus fortalezas?
Por ejemplo, tendemos a esperar que todos los hombres sean atléticos y les guste el fútbol, sin imaginar que esta creencia limita a los que tienen otras habilidades e intereses y se les hace sentir incapaces en una disciplina deportiva en la que no se sienten cómodos, lo que provoca frustración y enojo.
Una estrategia que se utiliza en la Secundaria Montessori es la de responsabilizar a los y las adolescentes de su propio aprendizaje. Conducimos a los chicos y a las chicas a que hagan una autoevaluación y que propongan ideas de cómo lograrlo. De esta manera adulto y adolescente establecen una relación de aprendizaje horizontal, son aliados y los resultados no solo son mejores, muy especialmente son más honestos.
Si quieres saber más acerca de las oportunidades de aprendizaje que brinda la Secundaria Montessori a tu hija o hijo, comunícate con nosotros.