¿Alguna vez has visto a tu hijo o hija realizar una actividad enfocando toda su atención, interés y fuerza? Por ejemplo, jugar muy atentamente con agua, tierra o arena, tirar algún juguete repetidas veces desde su sillita o salir a pasear. Déjanos decirte que quizá tu pequeño o pequeña esté atravesando por un período sensible.
¿Qué es un período sensible?
Los periodos sensibles son espacios de tiempo por las que tu niño o niña pasa durante los primeros 6 años de vida y donde muestran una irresistible atracción por ciertas actividades o cosas del ambiente, enfocando en ello toda su atención, interés y fuerza. Estas etapas son pasajeras e irrepetibles, justo por eso se les llama períodos. Al mismo tiempo y durante esas fases, el cerebro de tu bebé está teniendo oportunidades para aprender y desarrollar sus habilidades sin ningún esfuerzo trabajando bajo una gran actividad neuronal que determinará su capacidad para aprender las cosas por el resto de su vida.
Estos períodos son involuntarios, es decir, que tu hijo o hija no los controla, se dan de manera natural y lo o la guían a tomar lo que necesita del ambiente para desarrollarse. ¿Cómo lo hacen?, Son sensibles únicamente a ciertas cosas e insensible a otras. Por ello, están realizando una misma actividad o se les ve asombrado en un ejercicio, en ese momento el pequeño o pequeña está aprendiendo y explorando con intensidad. Todas las experiencias se convierten en nuevos conocimientos, todo es divertido, apasionado y una vez que han adquirido el aprendizaje, pierden el interés y pasan a otra actividad.
¿De dónde surgen?
Todo se remonta a cuando la Dra. Montessori trabajaba con niños y niñas pequeñas, los y las observaba y se dio cuenta de que pasan por fases donde son más asertivos a estímulos de forma natural en su entorno.
Por lo que concluyó que existen 4 períodos sensitivos por los que pasan en sus primeros años de vida. Estos son:
- Orden
- Lenguaje
- Desarrollo y refinamiento de los sentidos
- Desarrollo y refinamiento del movimiento
Cuando tu hijo o hija está pasando durante un período sensible su sensibilidad es tan intensa que cuando encuentra un obstáculo se siente frustrado y reacciona por medio de berrinches. Un ejemplo de esto, es cuando un bebé quiere subir gateando las escaleras, para el adulto esta acción puede no tener sentido. Sin embargo, para el niño o niña es una acción importante y necesaria para su desarrollo, esa posibilidad de moverse y de vencer sus propios retos. Si el adulto permite que el bebé suba y lo cuida en el transcurso, cuando llegan arriba, puede ser común que el adulto lo cargue y lo baje esperando que no lo intente más, pero el pequeñito/a quiere repetir la misma acción una y otra vez. El objetivo en esta actividad no es llegar arriba, sino lo que implica subir, es decir: el proceso.
Cuando el pequeño/a satisface esa necesidad, pasa el interés y deja de hacerlo. No obstante, si el adulto no le permite realizar la actividad, el bebé llora, hace berrinche e intenta hacerlo a pesar de que le pongan un barandal o una silla que le impida el paso.
¿En qué consisten estos períodos?
Como te comentamos hace un momento, el cerebro de tu pequeño o pequeña durante estos períodos cuenta con una gran capacidad de recepción irrepetible en su vida, la cual es estimulada por su propio interés de exploración en su entorno y en las personas que le rodean.
La Dra. María Montessori concluyó que dicho interés es una fuerza interna que lo guía para explorar y aprender de su entorno. Por ello, decía que el niño y la niña es su propio maestro.
En la filosofía Montessori, a los períodos sensibles también se les visualiza como ventanas de aprendizaje que durante un tiempo alcanzan una intensidad máxima y después de adquirir el conocimiento, desciende esa fuerza de explorar o interactuar con alguna actividad. Te compartimos nuestro blog sobre la esencia de la enseñanza Montessori para que conozcas más sobre cómo dicha filosofía impacta la vida de los pequeñitos y pequeñitas.
A continuación te presentamos los 4 períodos sensibles por la Dra. María Montessori, donde según su investigación se presentan durante los primeros años de vida:
El orden
Este período se presenta en los primeros 18 meses de tu bebé y durante esta fase, tu pequeño o pequeña está aprendiendo a identificar puntos de referencia para orientarse y sentirse seguro, así como saber cómo funcionan las cosas en su entorno, cuál es su entorno y quienes son las personas que lo rodean, así categoriza y entiende un orden en todo lo que le rodea. Por ello, es importante que los objetos y muebles tengan un lugar establecido y sean los mismos por largos períodos. No obstante, existen situaciones en donde se puede desconcertar al ver algo nuevo, como un cambio de casa, una habitación o una sección de la casa remodelada.
Es necesario también establecer un horario para las actividades que se realizan en familia, como el horario de la comida, el sueño, el baño, el cambio de ropa, el juego o las canciones, esto le permite saber que sigue y lo ayuda a orientarse en horas y en tiempo. Por ejemplo, si tiene hambre, va a llorar, por lo que su mamá irá y procederá una rutina sin querer desde darle de comer, amamantarlo, cambiarle el pañal, platicar con él o ella, cantarle, arrullarle y dormirlo; o el bebé empieza a asimilar que el baño es al medio día o en la noche.
Saber qué pasa a su alrededor le da certidumbre, tranquilidad y va estableciendo una confianza básica. Es a partir de este orden exterior que se va formando su orden interior. En un primer momento, el pequeño o pequeña necesita ese orden, lo absorbe y lo hace parte de él o ella, después participa activamente en mantener el orden.
El lenguaje
Este período está presente desde el nacimiento hasta los 6 años, donde tu pequeña o pequeño comienza a observar atentamente el movimiento de los labios, lengua y dientes que los rodean, en especial los de la mamá. También escucha, absorbe y descifra las palabras o frases que se le dicen y mientras observa al adulto al hablar, él o ella misma pone su mano sobre la boca para sentir la vibración.
En los primeros 18 meses, tu bebé trata de imitar sonidos por medio de balbuceos o palabras pequeñas como “ma” o “pa”, entre otras.
De los 2 años hasta los 4 años, los niños y las niñas identifican y emiten primero, sonidos, luego sílabas, palabras y frases, y cuando se encuentre listo, las estructurará por sí mismo y los compartirá con su círculo social. Al igual, ocurre de manera textual, donde comienzan a enlazar el nombre de las letras con sus sonidos y sus formas. Entre los 4 y 5 años el niño o la niña aprenden a escribir su nombre. Durante este tiempo repite palabras, pide que se le canten las mismas canciones o que le lean los mismos libros, esto sin un fin específico, sólo escuchar y repetir para aprender el idioma.
A los 6 años, ellos y ellas practican y perfeccionan todo lo aprendido durante sus primeros años, logrando un manejo hábil del lenguaje.
El movimiento
Este período comienza desde el nacimiento y en los primeros 3 años se desarrolla el movimiento grueso y de los 3 a los 6 años se afina y perfecciona el movimiento. Para que el cerebro se desarrolle plenamente y tu pequeño o pequeña logre una independencia y autonomía propia, es necesario el movimiento libre.
Desde el nacimiento tu bebé comienza a adquirir conocimiento al mover sus manitas y sus piernitas. Conforme va creciendo, controla sus movimientos y según su necesidad de exploración, puede hacer una misma actividad por mucho tiempo. Un ejemplo es, el uso de las sonajas, comer con las manos, aprender a caminar y gatear.
A través del movimiento, el pequeño o pequeña establece relaciones con las cosas. Este período sensitivo presenta dos momentos de explosión claros, uno cuando expresa su interés y atracción por moverse y ponerse retos para perfeccionar el movimiento grueso, como: gatear, caminar, correr y saltar; y otro cuando muestra sensibilidad, interés, atracción por las cosas pequeñitas que le implican mayor control y refinamiento del movimiento.
Los sentidos
Desde el nacimiento, tu bebé comienza a conocer sus sentidos, estos ayudan al pequeño/a a estar en contacto con el exterior y a través de ellos se reciben estímulos y conocimientos que lo ayudan a conocer y a entender su entorno. Al principio lo hace por medio de la vista y del oído, presta atención a los tonos de voz, ruidos de animales, música u observa su entorno y las personas que le rodean.
Una vez que tu hijo o hija crezca, sus sentidos se van desarrollando y la fuerza interna para explorar aparece de manera involuntaria. Por ello, es importante tener un espacio destinado para él o ella en el que pueda explorar con total libertad, de esta forma afina su pensamiento y razonamiento adquiriendo el conocimiento a través de lo que lo rodea, interactuando y aprendiendo con cada cosa por medio de los sentidos y en el que aprende a identificar sonidos, olores, colores, peso, formas, texturas, reconoce rostros, entre otras.
Es por eso que quieren tocar, llevarse a la boca los objetos y hay una irresistible atracción. El adulto generalmente no quiere que toquen, o se metan cosas a la boca, pero es la manera que tiene el pequeño para conocerlos.
La importancia de los primeros años de vida
Es crucial que tu pequeño o pequeña goce de un espacio seguro, amoroso y con todas las herramientas para aprovechar al máximo su aprendizaje, tal y como es un ambiente Montessori en el que se encuentran todos los materiales necesarios para su correcta estimulación y desarrollo.
En la metodología y filosofía Montessori, cada pequeño o pequeña es única y tiene su propio ritmo, talentos y habilidades para realizar una tarea determinada. Así que es esencial motivarlo/a en cada actividad que haga de una manera en la que no intervengas con su actividad o termines haciéndolo por él o ella.
Una vez que haya pasado sus períodos sensibles, habrá descubierto todo un mundo y tomará ese conocimiento para convertirse en una persona autónoma, independiente; formando su propia personalidad y criterio al momento de tomar decisiones. Sin embargo, aún queda un largo camino en su desarrollo durante su niñez y adolescencia.
El entorno en donde se desarrolle tu pequeño o pequeña es clave para su crecimiento y con la metodología Montessori tú y él o ella tendrán el conocimiento para una educación con respeto y amor.
Por lo que te invitamos a que vivan la experiencia en Montessori Lancaster. Contamos con ambientes preparados para maternal (Comunidad Infantil), kínder (Casa de Niños), primaria (Taller I y II) y secundaria (Taller III) con todas las medidas de seguridad y una gran variedad de materiales Montessori para fortalecer y fomentar el desarrollo del pequeño o pequeña y guías preparadas para esta metodología.